Corcia, por Óscar Pérez. Clic para ampliar.
"Habían
cabalgado hasta extenuar a los caballos durante cuatro días, dejando su nación
atrás y adentrándose en el reino de Corcia: vecino de Esidia al sur, era una tierra
de gloria pasada, de batallas ganadas y guerras perdidas, de ruinas habitadas
por leyendas y palacios con columnas de mármol cubiertas de clemátides y
jazmines; poblada por campesinos, labriegos, pastores y príncipes tan ociosos
como arrogantes envueltos en un ayer recogido en versos que tapaba las
vergüenzas de un presente desnudo. Esidia y el resto de reinos fronterizos
siempre habían mantenido las distancias con aquella nación triste, eludiendo
tanto el conflicto como la alianza, pues si prefería lamerse las heridas y
añorar tiempos mejores, ¿quiénes eran ellos para impedirlo? Durante sus días de
gloria, Corcia reclamó para sí el oeste del continente, llenando el mar de
galeras, hasta que las luchas intestinas terminaron por convertirla en una
sombra de lo que fue. Sin embargo, lo más desolador no era el hecho de tener
aún fresco el recuerdo de lo que se perdió, sino la absoluta falta de deseo de
recuperarlo. Corcia era, a ojos de una buena parte del continente, una nación
que reposaba en su lecho de muerte, abandonándose como una dama ebria mientras seductores
recuerdos la hacían sonreír de forma bobalicona."
Fragmento de El Rey Trasgo, la Ciudadela y la Montaña
Sugerentes, desde luego. Enhorabuena por las descripciones.
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